Una causa significativa de la baja producción y el fracaso del cultivo en la agricultura de secano es la falta de agua en el suelo. Esto se debe a la combinación de una lluvia escasa y errática con una mala utilización del agua disponible. El manejo de la humedad del suelo es, entonces, un factor clave cuando se trata de mejorar la producción agrícola. El incremento de la cantidad de agua almacenada en el suelo puede dar por resultado:
- Rendimientos más altos (si también existen suficientes nutrientes).
- Reducción del riesgo de pérdidas debido a la sequía.
- Recarga del agua subterránea, asegurando el nivel del agua en los manantiales y la continuidad de los flujos de ríos y cursos de agua.
Como es poco lo que se puede hacer para incrementar la cantidad o la frecuencia de las precipitaciones, deberíamos enfocarnos al mejoramiento de la captación de lluvia, la disponibilidad de agua en el suelo y la eficiencia de su uso en las tierras de agricultura de secano. Esto significa que debe aumentarse la cantidad de agua que ingresa al suelo (infiltración) y reducirse la pérdida de humedad a través de la escorrentía y evaporación. Una mayor cobertura y mejor manejo del suelo pueden ayudar a lograr esto. El suelo debe ser perturbado lo menos posible, protegido con una cobertura permanente, y su contenido de materia orgánica debe ser incrementado.
Porosidad
El número, tamaño y conexiones entre los poros juegan un papel crucial en la determinación de la cantidad de agua que puede infiltrarse en el suelo, y de la cantidad de agua que el suelo puede absorber, sostener y proveer a las plantas.
Es importante tener interconectados muchos poros de un rango amplio de tamaños, particularmente en la superficie del suelo. Esto mejora la infiltración, reduce la escorrentía y beneficia el desarrollo del cultivo.
El número, el tamaño y la conexión entre los poros del suelo varían de acuerdo al tipo de suelo y la manera en que éste es manejado. Poco se puede hacer por el tipo de suelo, pero un buen manejo de la tierra puede tener un gran impacto en la restitución, mejoramiento y protección de la porosidad del suelo. Esto, a su vez, incrementará el contenido del agua del suelo disponible y los poros interconectados minimizarán cualquier riesgo potencial de anegamiento.
Estrés hídrico del cultivo
El estrés hídrico del cultivo se da cuando la planta no puede extraer agua del suelo a través de sus raíces a la misma velocidad con la que pierde humedad de la superficie de sus hojas. Para asegurar que los cultivos sean capaces de utilizar la lluvia disponible, debemos entender el por qué de una pobre estructura del suelo, tanto en la superficie como debajo de ella.
El impacto de las gotas de lluvia sobre la superficie de un suelo desnudo labrado intensivamente puede producir el sellamiento de la superficie y la formación de costras, lo que disminuye la porosidad y limita el nivel de infiltración, propiciando el incremento de la escorrentía. Esta última es responsable de la erosión del suelo y de las crecientes fluviales, que sobrepasan los cauces normales. Sin embargo, esto es una consecuencia de la degradación del suelo, no una causa primaria. Estructuras físicas, como las terrazas o los surcos en contorno, disminuyen la escorrentía y protegen al suelo de la erosión, pero no resuelven el problema de su degradación en la medida que no incrementan la porosidad.
Cualquier tipo de tránsito por el campo, ya sea de la maquinaria, el arado, o las pisadas humanas y de animales, puede agregarle presión al subsuelo, especialmente cuando el suelo está húmedo. La presión destruye los espacios porosos, en particular el espacio poroso intercomunicado. El suelo se compacta y la infiltración y la capacidad de almacenamiento de agua se reduce. Las raíces de las plantas tienen dificultad para penetrar el suelo compactado y sus sistemas radiculares no desarrollan bien.
La labranza, en particular el voltear el suelo por medio del arado, también puede causar una disminución de la fertilidad del suelo. Esto reduce el contenido de materia orgánica y tiene un efecto negativo sobre la actividad biológica, por ejemplo, destruyendo las galerías formadas por las lombrices de tierra.
El papel de la Agricultura de Conservación
Los cuatro principios básicos de la Agricultura de Conservación pueden ayudar a lograr y mantener un suelo biológicamente rico, con buena capacidad de absorción. Estos cuatro principios son:
a. Mantenimiento de una cobertura permanente del suelo
Una cobertura permanente del suelo, ya sea con residuos vegetales o cultivos en desarrollo, protege la superficie del efecto negativo del impacto de las gotas de lluvia. Esto reduce la formación de costras y la susceptibilidad a la erosión, y mejora la porosidad en la superficie. También reduce la pérdida directa de agua por la evaporación que se produce en las capas superiores del suelo, estableciendo mejores condiciones para la conservación de la humedad. También mantiene un suministro de alimento continuo para los organismos del suelo, desde microbios hasta gusanos.h
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